Querido Gustavo…

Querido Gustavo:
Hoy se cumplen dos años desde que partiste. Al final no pudiste cumplir aquel sueño que tenías, de venir a visitarme. Recuerdo que entre las muchas cosas que me dijo Anita aquel día para consolarme, fue que ahora no solo vendrías de visita, sino para quedarte definitivamente conmigo, y que ahora sí, nada ni nadie volvería a separarnos.
Desde hacía algún tiempo venía pensando en escribirte algunas palabras, pero no me había atrevido. No quería pensar en ti como si ya no estuvieses entre nosotros. Como si te hubieses ido y yo te invocase desde este otro lado de la realidad. No quería verte así, sino como si nunca te hubieses marchado.
Para mí tú siempre estarás conmigo, mi hermano. Igual que nuestra madre. Tú y ella fueron las únicas dos personas de nuestra familia que desde siempre mostraron una devoción pura y sincera hacia mí. Estoy seguro de que eso mismo te ocurría a ti. Nadie te adoraba tanto como nuestra madre y yo. Siempre estabas en nuestros pensamientos. Era muy raro que, habiéndonos encontrado o hablado por teléfono, no estuvieses entre los temas obligatorios de nuestras conversaciones.
Nada más, manito.
Descansa.

Deja un comentario