Pagarán, como siempre, justos por pecadores

Profunda indignación. Eso es lo que se siente al conocer casos como el de los padres de la niña Nadia Nerea, y más recientemente el del joven venezolano Frank Zerpa, que se vino a España a estafar a la gente simulando, nada más y nada menos, ser víctima de una enfermedad tan terrible como lo es el cáncer.

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No solo estafó a los españoles, sino también a muchos de sus compatriotas venezolanos que creyendo falsamente su historia no dudaron en aportar su granito de arena para ayudarlo.

El caso de Frank Zerpa no solo causa indignación, sino también mucha tristeza. Y no por él, que es un ser despreciable por quien difícilmente alguien pueda sentir afecto, sino por las cientos de personas en el mundo que de verdad necesitan ayuda y no tienen forma de obtenerla.

Mayor es la congoja que te embarga si te ha ocurrido precisamente a ti algo similar a lo que este miserable ha simulado para obtener un provecho injusto. Es difícil que no vengan a tu memoria los recuerdos de las situaciones tan dramáticas y horribles por las que has tenido que pasar.

Cuando en el año 2.002 a mi esposa le diagnosticaron un tumor maligno en Venezuela, y aún por encima nos dijeron que era «intratable» e «inoperable», el mundo se nos vino abajo. Recuerdo muy bien la sensación de desesperación, de nudo permanente en la garganta, de ganas constantes de llorar. No sabes qué hacer, a quién acudir, a qué Dios o a qué Santo rezar. Se te nubla la mente. No puedes pensar con claridad. Tu mente no es capaz de ensamblar pensamientos coherentes, lúcidos. Solo quieres ver una salida, una luz al final de ese horrible túnel, de ese laberinto sin final en que ha entrado tu vida.

No tuvimos que pedirle nada a nadie, todo el que nos conocía se acercó a nosotros buscando formas de ayudarnos, aunque solo fuera brindándonos su hombro para que llorásemos sobre él, o dándonos una palabra de aliento, de ánimo. Muchos nos ofrecieron todo lo que tenían, e incluso hubo quien también nos ofreció hasta lo que no tenía.

En momentos como esos ves que muchas veces te has equivocado al juzgar a tu prójimo. Observas cómo se despierta esa fibra sensible de la  que muchas veces creemos que carecen los humanos. Te das cuenta que no es cierto eso que dicen algunos de que la gente sea mala por naturaleza, y que a nadie le importa el bienestar ajeno. Se pone de manifiesto la esencia verdadera y auténtica de la raza humana; el amor y la solidaridad que la mayoría llevamos dentro.

Cuando a mi esposa la desahuciaron en Venezuela, salimos corriendo desesperados para España, su país de nacimiento. Y no le pedimos ayuda a nadie para venirnos. Sin embargo, la Hermandad Gallega de Venezuela pagó al completo su billete de avión, y nuestros amigos y familiares nos compraron todas nuestras pertenencias para colaborar con nosotros. Y eso antes de que hubiese transcurrido un mes de conocerse la noticia.

Un mes después, mi amada esposa, nuestra pequeña hija de tres años de edad, y yo, estábamos en España a las puertas del hospital Mexoeiro de la ciudad Gallega de Vigo, donde a lo largo de los seis años siguientes, hubieron de operarla hasta en 16 ocasiones distintas, y darle múltiples sesiones de radio y de quimioterapia.

Tuvimos la suerte de que ella hubiese nacido en España, y que en este país la asistencia sanitaria es de las mejores del mundo, sino la que más. Por eso le arrancamos esos seis años a la muerte.

No tendré vida para agradecer a los españoles todo lo que hicieron por nosotros, pero sobre todo, por mi amada esposa Ana Cristina.

Siempre que pienso en alguien muy malo, me vienen a la memoria los nazis y los horrores de los campos de concentración. No me pasa por la mente alguien que sea capaz de fingir una enfermedad mortal para timar a sus congéneres. Y no me pasa por la mente porque lo veo inconcebible, absurdo, irracional. Es probable que sean tan malas, deshumanizadas y crueles estas personas, que ni con los mismísimos criminales nazis se les pueda comparar.

En este enlace se puede acceder a una entrevista que le hizo a mi esposa el periódico «El Correo Gallego» en el Hospital de Conxo de Santiago de Compostela, con motivo de una de sus múltiples operaciones:

http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/salva-cara-cinco-anos-calvario-dieciseis-operaciones/idEdicion-2007-07-13/idNoticia-187556/

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Estas son algunas imágenes de una entrevista que le hicieron a mi esposa para la Televisión Española:

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Aquí se puede ver la entrevista completa que le hicieron a mi esposa en el programa de entretenimiento «Acompáñenos» en el año 2007, transmitido por las tardes en la Televisión de Galicia:

Videos promocionales del libro LA CASA DEL COLUMPIO donde narro al detalle lo que fueron los seis años de lucha de mi esposa contra el cáncer:

En este enlace se puede adquirir el libro LA CASA DEL COLUMPIO en Amazon, tanto en formato papel como en digital:

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