Leo y escribo, luego existo.

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La oruga, tras una vida dedicada a consumir hojas y arrastrarse por el suelo, llega a un momento en el que decide separarse del mundo para encerrarse en sí misma. Envuelta en su crisálida, su cuerpo sufre una extraordinaria metamorfosis interna, deshaciéndose de sus antiguas formas para dar paso a una reestructuración completa. En medio de la oscuridad de su capullo, sus células se multiplican y reorganizan, mientras que ella se sumerge en un letargo profundo que parece no tener fin. Sin embargo, en su interior, la promesa de libertad y belleza se gesta, hasta que, finalmente, emerge victoriosa como una preciosa mariposa, para vivir una vida plena, feliz y en libertad.

El proceso de transformación de la oruga en mariposa es similar al que sufren quienes atraviesan por la denominada “noche oscura del alma”.

Hay que aclarar que la expresión «noche oscura del alma» es el título de una obra escrita por San Juan de la Cruz, un místico y poeta español del siglo XVI, en la que aborda la experiencia espiritual del alma en su búsqueda de unión con Dios.

Se refiere a ese período de aridez espiritual y purificación interior que el alma debe atravesar en su camino hacia la unión divina. San Juan describe este proceso como una fase en la que el alma se siente despojada de consuelo espiritual y guiada únicamente por la fe, enfrentando la oscuridad de la incertidumbre y la soledad.

A través de metáforas y analogías, San Juan de la Cruz explora los desafíos y las recompensas de este camino espiritual, destacando la necesidad de perseverancia, confianza y entrega total a la voluntad divina. La «noche oscura» se presenta como un camino hacia la transformación y la unión más profunda con Dios, donde el alma aprende a abandonarse completamente a su amor y voluntad.

Ejemplo de algunas de estas metáforas y analogías utilizadas por San Juan de la Cruz, son las siguientes:

1. La noche oscura:

Esta metáfora se refiere al período de aridez espiritual y purificación interior que el alma debe atravesar. San Juan compara esta experiencia con la oscuridad de la noche, donde el alma se siente despojada de consuelo espiritual y guiada únicamente por la fe.

2. El fuego del amor divino:

San Juan utiliza la imagen del fuego para representar el amor de Dios que purifica y transforma el alma. Este fuego consume todo lo que no es compatible con el amor divino, permitiendo que el alma se una más estrechamente con Dios.

3. La ruta del monte oscuro:

Esta analogía se refiere al camino difícil y peligroso que el alma debe recorrer en su búsqueda de unión con Dios. San Juan compara este camino con la ascensión de una montaña oscura y escarpada, donde el alma enfrenta obstáculos y peligros, pero encuentra su fuerza en la fe y la confianza en Dios.

4. La sed del amado:

San Juan utiliza la imagen de la sed para expresar el anhelo profundo del alma por la unión con Dios. Como el amado busca agua en el desierto, el alma busca la presencia de Dios para satisfacer su sed espiritual y encontrar descanso en Él.

La noción de “noche oscura del alma” se asemeja a lo que se conoce también con el nombre de “vacío existencial”. Un vacío existencial es un sentimiento de falta de significado, propósito o dirección en la vida. Se experimenta como una sensación de vacío emocional, desapego de la realidad o una profunda insatisfacción con la existencia personal. Este estado puede surgir cuando una persona se enfrenta a preguntas fundamentales sobre el sentido de la vida, la mortalidad, la trascendencia o la falta de conexión con los demás y con uno mismo.

El vacío existencial puede manifestarse de diversas formas, como la apatía, la desmotivación, la angustia, la ansiedad, la depresión o la búsqueda constante de experiencias que llenen el vacío emocional. A menudo, se relaciona con un sentimiento de alienación o desconexión con el entorno social, cultural o espiritual.

Para algunas personas, el vacío existencial puede ser una experiencia temporal que surge en momentos de transición o crisis de vida, mientras que para otras puede convertirse en un estado crónico que afecta su bienestar emocional y su capacidad para encontrar sentido y satisfacción en la vida.

El abordaje del vacío existencial puede implicar la exploración de valores personales, la búsqueda de significado y propósito, el fortalecimiento de conexiones sociales y emocionales, así como la búsqueda de ayuda profesional, como la terapia psicológica, para trabajar en la comprensión y superación de este estado emocional.

La noche oscura del alma, en este sentido, viene a ser lo que para los no creyentes es el vacío existencial. Cuando vas transitando tranquilamente por tu vida y, repentinamente, te encuentras con que tu camino se ha terminado, y al frente solo tienes un inmenso precipicio oscuro e infinito del cual piensas que no podrás salir jamás.

Franklin Díaz

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